martes, 6 de mayo de 2014

Lluvia, sol y nieve

El fin de semana empezó tristón, estuvo todo el día lloviendo y lo único que apetecía era quedarse en casita. Sólo salimos a dar un paseíto y a comprar el pan. Por la tarde estrenamos nuestros moldes de galletas (si no sabes que moldes, empieza a leer por el post anterior), haciendo una galletas de mantequilla, de las que vuelven loca a Manu, nos quedaron muy ricas y muy graciosas.

Cortando las galletas

Horneando las galletas

Galletas listas para comer

Para el domingo, después de un mes intentando convencer a Manuela para ir y visto que era el último día de la temporada en esta estación y ya no habría más opciones hasta el invierno que viene, fuimos a esquiar.
La estación esta situada en el glaciar de la montaña más alta de Alemania, el Zugspitze de 2962 metros de altitud. Por esta razón, es la única estación abierta en este país a estas alturas del año.
A una hora y cuarto en coche desde casa, se llega al aparcamiento de esta estación, situado a orillas del lago Eibsee. Un lago enorme con un agua cristalina y de tonalidades verde turquesas bastante caribeñas. Al llegar allí, el cielo estaba nublado y los ánimos no estaban a tope. Las webcams de la estación no tenían mejor pinta, todo nublado con nubes bajas atrapadas en el valle glaciar. Así que mientras nos lo pensábamos nos dimos una vueltecita por la zona y nos acercamos al lago. Justo cuando llegamos unos buceadores salían a superficie (interesante... tengo que investigar sobre esto...). El lago es una pasada, en verano se tiene que estar de vicio, además, hay barquitas y kayaks para alquilar, una opción muy interesante.

Panorámica del lago Eibsee

Cuando ya volvíamos hacia el coche un rayito de sol se abrió hueco entre las nubes, y lo mismo pasaba en la zona de la estación, así que decidimos ponernos las botas y los esquís y coger el teleférico hasta la cima. El lago esta a menos de 1000 metros de altitud, y el teleférico te deja a unos 2960 metros, casi en la cima del Zugspitze, por lo que hay que equiparse en el parking y subir cual barbie esquiadora junto al resto de turistas que van en zapatillas sólo a ver las vistas. La verdad es que si vas a esquiar, los 41 euros que cuesta tampoco es mucho comparado con otras estaciones, lo escandaloso es que es el mismo precio si sólo quieres subir a dar un paseíto, ver las vistas, tirarte unas bolas de nieve y comer algo en el biergarten más alto de Alemania, un poco robo, peeero si te toca un buen día, igual si que te compensa.

Esperando al teleférico

La subida es bastante rápida, unos 10 minutos, y las vistas, hasta que las nubes te tapan la visión son espectaculares. Cuando llegas arriba aun no estás en la estación, ahora tienes que coger otro teleférico que te baja hasta el glaciar donde están las pistas. Lo malo es que se pierde bastante tiempo en llegar, por lo menos una hora y media entre las esperas y subir y bajar, pero una vez abajo cuando estas en las pistas y está medio despejado... se te olvida todo...

Bajando a la zona de la estación de esquí

Pues ya empezamos a esquiar. La pista principal tenía la nieve bastante húmeda y para empezar se hizo un poco duro, y más a unos principiantes como nosotros. Poco a poco empezamos a coger el tacto y encontramos un par de pistas que la nieve estaba más durita y allí nos quedamos disfrutando de la nieve un ratito. El sitio es precioso, rodeado de montañas, todo nevado y un silencio relajante. Había bastante gente, sobre todo haciendo fueras de pista que tenían pinta de tener una nieve polvo bastante buena. Nosotros por ahora nos conformamos con nuestras bajaditas tranquilas y divertidas.

 Una panorámica

Unas bajaditas

Unas subiditas

Ken esquiador

Barbie esquiadora

Sobre las dos y media decidimos dejar de esquiar e ir a comer un poco antes de empezar el viaje de regreso. El último teleférico bajaba a las 16:30 y no queríamos quedarnos arriba a pasar la noche. Pero antes no podíamos irnos de aquí sin ver las vistas desde casi la cima del Zugspitze. Una pena que no estuviera despejado porque las vistas desde aquí son descomunales, se ven todos los Alpes austriacos, es una pena, pero también una buena excusa para volver. Eso si, el mar de nubes del que pudimos disfrutar fue también espectacular.

Cima del Zugspitze entre nubes. Se puede ver el final de la vía ferrata
que algún día haremos.

En el mirador del Zugspitze

Panorámica del mar de nubes

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